6/03/2006

La Próstata

En muchas ocasiones me han preguntado mis pacientes para que servía la próstata. Suponían que debía ser una función oscura y desconocida, pero muy importante, para compensar todas las incomodidades que produce cuando uno se va haciendo mayor.

La próstata es una glándula. Su misión es producir líquido próstático, que es uno de los componentes del semen y es necesario para que este sea normal. Está situada debajo de la vejiga y rodeando su conducto de salida, por lo que es capaz de alterar la forma de orinar cuando enferma por alguna causa.

Las principales enfermedades que afectan a la próstata son la prostatitis que es una inflamación, la hiperplasia que es un aumento de tamaño y el cáncer.

La hiperplasia es la más frecuente de las tres. Este crecimiento o aumento de tamaño se produce a medida que envejecemos, comienza apartir de los 35 años y empieza a dar los primeros síntomas habitualmente alrededor de los 50 años. Estos síntomas son de dos tipos:
Irritativos:
Aumento del número de micciones, día y noche.
Urgencia para orinar.
Escapes de orina.
Obstructivos:
Dificultad para comenzar a orinar.
Chorro flojo.
Chorro entrecortado.
Desde hace unos años se vienen haciendo campañas informativas sobre salud próstatica, y en ellas recomendamos que todos los varones se revisen la próstata una vez al año a partir de los 50, aunque no presenten nigún síntoma. El motivo es doble. Por un lado comprobar como va evolucinando, cuando es necesario poner tratamiento y cuando la intervención quirúrgica, ya que en ocasiones se estan produciendo complicaciones que el paciente ignora por evolucionar de manera muy lenta y progresiva. En segundo lugar y más importante para hacer un diagnóstico precoz del cáncer de próstata, y si uno tiene la mala suerte de tenerlo, que sea en una fase inicial cuando aún somos capaces de curarlo.

Gracias a estas revisiones, hoy en día diagnosticamos el cáncer con posibilidades de curación en tres de cada cuatro pacientes.